Musico prolífico, estandarte de la renovación del jazz argentino y de la fusión tango jazz que vino despues de Piazzolla. Gran admirador del jazz norteamericano, supo demostrar que también Monk y Evans eran capaces de escribir sentidos tangos, lo cual sale rapidamente a la luz en este disco, ya que se abre con Nardis, el tema de Miles Davis del que Evans se apropió en los ultimos años de su carrera llevándolo hasta límites melódicos excepcionales. La gran influencia monkiana en Adrian Iaies se puede ver con los temas que dan título (Round Midnight) y cierran el disco (Reflections). Pero la influencia tanguera en su música no se limita a una capa superficial, a dar una nueva visión a estandards americanos, llega hasta el final, revisando temas argentinos como los conocidos "Años de soledad" y "Decarisimo" de Piazzolla y obviamente en sus propias composiciones, donde da rienda suelta a todas sus influencias consiguiendo una atmosféra muy especial.
Le acompañan en el disco Horacio Fumero al contrabajo, Pablo Mainetti al bandoneón, Fernando Martinez a la batería y cuenta además con dos grandes invitados que son el trompetista Raynald Colom y el gran saxofonista valenciano Perico Sambeat.
En una entrevista que se puede leer integramente aquí cuenta una anécdota muy curiosa (y muy representativa de su amor por la música):
“Yo estaba haciendo la colimba en Ciudadela, Ejército, en época de la represión. Venía Bill Evans. Yo sabía que estaba enfermo y que se iba a morir. Además, aunque no estuviese enfermo ni se fuese a morir, yo no iba a perdérmelo. Estaba de guardia. Entonces le expliqué a mi jefe que yo necesitaba salir para irlo a ver a Bill Evans, que ya tenía entrada, le expliqué quién era, le dije que yo hacía todo el resto de las guardias del mes, pero que ésa me deje salir. El tipo me dijo que me olvide. ¡Casi subversivo! ¿Qué tiene que ir a ver al Gringo? Yo le dije yo voy a ir a ver a Bill Evans.
El tipo me dice mire, Iaies, usted si quiere y puede escaparse, se escapa y va a ver al Gringo. Cuando vuelva, yo que voy a estar de jefe de guardia, lo voy a estar esperando. Me da los cordones de los borcegos y se mete en el calabozo que más le guste. Yo salté una pared del campo de instrucción, lo fui a ver a Bill Evans de uniforme, y es el recuerdo más fuerte que yo tengo de un concierto. Estaba el Opera semi-vacío, semi-vacío, estaba semi-vacío, ¡no sabés lo que tocaron! Lloré. Lloramos todos los que estábamos ahí... ¡Lo que el tipo tocó! Era como si fuese la última vez que fuese a subirse a un escenario.
Volví. Estaba el tipo esperándome. ¿Lo vio al Gringo, qué tal? Yo traté de contarle algo. Elija un calabozo y métase. Estuve dos días encerrado y ventipico sin poder salir de franco. Después de eso, me dice ¿y? Yo le contesté en cuanto me haya ido de baja, me olvido de todo el arresto, pero de Bill Evans no me olvido en mi vida. Yo como pianista no puedo perdonarme no haberlo ido a escuchar. Y el tipo, que para ser milico no era tan cuadrado, era romboidal, digamos, me salió con algo así como ojalá pueda aplicar esas convicciones en su vida”.
ADRIAN IAIES QUARTET: Round Midnight y otros tangos (2002)
2 comentarios:
No conocía a este pianista. Por lo visto aplicó sus convicciones. Gracias por la entrada
Un saludo
Es un gran pianista, te recomiendo sus discos "Nostalgias y otros vicios", "Tango Reflections" y "Tardecitas de Minton's" (los iré subiendo poco a poco aquí)
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